- Editorial:
- EL ALEPH
- Año de edición:
- 2007
- Materia
- Libros de ensayo
- ISBN:
- 978-84-7669-774-0
- Páginas:
- 619
- Encuadernación:
- Rústica
- Colección:
- MODERNOS Y CLASICOS DE EL ALEPH
FURIAS
EBERSTADT FERNANDA
Gwen Lewis tiene 31 años, un puesto de trabajo interesante, es rica, atractiva, mantiene una relación con un banquero y pasa el tiempo libre en los lugares de moda de Manhattan. Una tarde, en Central Park, Gwen fija su mirada en un par de zapatillas Converse de color rojo agujereadas que lleva un hombre que está dormido en un banco.Dos semanas después, en Novosibirsk, antigua Rusia, descubre que esos zapatos pertenecen a Gideon Wolkowitz, un artista de marionetas del Lower East Side. En el momento en que sus vidas se cruzan, una atracción incontrolable, en parte alimentada por la diferencia entre sus mundos, les lleva a rayar la obsesión. Sin poder remediarlo, Gwen empieza un proceso intimísimo e imparable a partir del cual las creencias y valores que fundamentaban su vida, que hasta entonces creía ideal, empiezan a venirse abajo.Con una gran precisión psicológica, Eberstadt disecciona la naturaleza humana y aporta una nueva mirada a temas universales como el peso de nuestros orígines, los conflictos entre clases sociales y la diferencia de géneros."Una novela impresionante, ferozmente erótica, con pasajes muy estremecedores. Ningún otro autor ha retratado mejor nuestro pasado más reciente -el boom de los años 90- con tanta viveza, detalles y fuerza. Una lectura cautivadora." Bret Easton Ellis"La prosa de la novela, fresca y descriptiva, es una delicia. Como Tom Wolfe, Eberstadtes una observadora precisa y aguda de la vida en Manhattan." New York Times Book Review"Furias roza la genialidad." New York Observer"Las tragedias míticas y penetrantes de Eberstadt están a la altura del trabajo de Franzen, Chabon e, incluso, de De Lillo." Booklist"La destreza de Eberstadt recuerda a las primeras novellas de A.S.Byatt y su disección de la diferencias entre clases socials lleva a sus personajes más allá de sus limitaciones." The New Yorker